¿Cómo conservar los huesos del jamón?
La frase popular ya lo dice: del cerdo, aprovechamos hasta sus andares. Pero, ¿se aplica también esta máxima al hueso del jamón ibérico? ¿Qué sucede si hemos llegado a esta parte mientras degustábamos este manjar de la cocina mediterránea? ¿Ya no podemos sacarle más partido a nuestra compra? ¡Pues nada más lejos de la realidad! Es posible obtener el máximo rendimiento de nuestra pieza si sabemos cómo. Es por eso que desde Olalla vamos a dedicar el artículo del blog de hoy a daros una serie de consejos. Primero hablaremos sobre su manipulación y conservación, y después compartiremos con vosotros una serie de recetas fáciles y deliciosas que saben muchísimo mejor con huesos de jamón ibérico. ¿Suena bien? ¡Pues sabrá mucho mejor! Así que, sin perder más tiempo, ¡allá vamos!
¿Cómo conservar los huesos del jamón?
Pongámonos en situación: ya hemos alcanzado la parte del hueso. ¿Y ahora qué? ¿Nos deshacemos de él sin sacarle más partido? La respuesta es, lógicamente, un rotundo no. Ya que esta parte del jamón pueden marcar la diferencia en nuestros platos de cuchara, arroces, guisos y un largo etcétera. Pero de eso hablaremos más tarde.
Por lo pronto, antes de pensar en cocinarlo, tenemos que aprender a manipularlo y conservarlo. Lo primero que tendremos que hacer será, lógicamente, cortar nuestro hueso. Podemos hacerlo nosotros mismos en casa si tenemos las herramientas adecuadas para ello. Si no, siempre podemos acudir a nuestra carnicería más cercana, donde lo trocearán con una sierra sin mayor complicación.
Una vez tengamos nuestros huesos ya cortados, podemos cocinarlos al momento o reservar algunos para más tarde. Podemos congelarlos perfectamente, siempre y cuando nos aseguremos de cubrirlos con film o introducirlos en una bolsa de congelación al vacío. De este modo, no quedarán resecos ni sus propiedades organolépticas se verán dañadas.
¿Qué recetas preparar con un hueso de jamón?
Pongamos que ya tenemos listos nuestros huesos. ¿Qué platos podríamos elaborar con ellos? Pues un caldo de jamón, por ejemplo. A partir de ahí podemos usarlos como base de muchas otras elaboraciones: sopas, guisos, arroces y un largo etcétera. También va fenomenal con las legumbres y es la base perfecta para unas increíbles croquetas.
Para elaborarlo, no tendremos que complicarnos demasiado. Tan solo tendremos que tener a mano tres huesos de jamón para el caldo, y aproximadamente dos litros y medio de agua. Sencillo, ¿verdad?
Pues bien, el primer paso de la preparación consistirá en blanquear los huesos. Para ello, debemos preparar agua en ebullición y verterlos en su interior. Veremos cómo poco a poco toda clase de impurezas que pudieran estropear el sabor final van separándose. Una vez hayamos repetido este proceso una o dos veces más, podremos continuar con la preparación del caldo.
En el siguiente paso, coceremos los huesos. Para empezar, los introduciremos en los dos litros y medio de agua previamente mencionados y preparados. Allí los dejaremos hervir durante al menos dos horas. El caldo requiere de una supervisión más o menos constante, pues será preciso que retiremos la espuma blanca que va acumulándose en la superficie de la olla. Esta no es más que grasa sobrante que degradará el sabor de nuestro caldo, por lo que trataremos de quitarla toda. Sin embargo, no os preocupéis si no sois minuciosos. El paso final es colar el caldo, y así eliminar de manera definitiva cualquier impureza sobrante.
¡Y listo! Ya sabéis cómo conservar un hueso de jamón ibérico y cómo elaborar un delicioso caldo con él. ¿Qué platos prepararíais vosotros? ¡Déjanos un comentario y nos leemos pronto!
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