¿Conoces la historia del Jamón Ibérico?
La cosa es que han pasado ya varios siglos desde que alguien probó el primer jamón ibérico tal y como lo conocemos hoy en día, y todo todo no os lo podemos contar, pero sí que podemos hacer un resumencito y hablaros también de lo que pasa con este embutido en nuestros días.
Mitos y verdades sobre el origen del jamón ibérico
La leyenda comienza con un cerdo ahogándose en un arroyo. Una pena. Pero la cosa es que las aguas de ese arroyo tenían una cantidad muy levada de sal, y cuando los pastores lo recogieron y lo asaron descubrieron que la carne había adoptado el mismo gusto salado del agua. Les gustó muchísimo, sobre todo las patas, y desde entonces cada vez que se sacrificaba un cerdo se sumergían tanto las patas traseras como las delanteras en sal para imitar ese sabor. Si fuese cierta sería una historia fantástica, pero lo cierto es que el jamón curado empezó a elaborarse en el Imperio Romano, y principalmente para conservar la carne y que pudiese consumirse durante todo el año. No lo hicieron por el sabor, como decía la leyenda, sino por pura necesidad; y esta permitió desarrollar la técnica de producción no solo de jamones, sino también de cualquier embutido.
El jamón ibérico hoy en día
Ya ha pasado mucho tiempo desde que el jamón curado se consumiese por necesidad, y en estos siglos se ha convertido en un producto de lujo, siempre representando a la gastronomía española. Ya hablamos en otros artículos de que el jamón ibérico está de moda , pero, ¿dónde se puede adquirir? Pues actualmente se pueden diferenciar dos tipos de industrias dentro del sector.
La primera de ellas la ocupan las grandes factorías, que nos traen el tipo de embutidos que podemos encontrar en las grandes cadenas de supermercados. Sus cerdos viven en granjas y la carne tiene un periodo de curación más corto. Por otro lado tenemos las industrias más pequeñitas, a las que llamamos artesanas, y se compone de empresas cuyos cerdos se crían en las dehesas, donde son observados de cerca por sus criadores. Además, llevan una alimentación más natural (que incluye a las famosas bellotas). Los jamones que salen de esta industria necesitan muchos más cuidados que los de factoría, puesto que su tiempo de curación es muy largo, lo que también eleva su calidad. Aparte de las diferencias entre empresas también hay que tener en cuenta al propio consumidor, que normalmente no sabe distinguir entre el jamón serrano que tan fácilmente se encuentra en las tiendas y el jamón ibérico que tan buen nombre nos da a los españoles (en Olalla ya os echamos una mano con eso hace unos días). Por si os quedaba alguna duda, aclarar que Olalla forma parte de las industrias artesanas, así que todos nuestros embutidos provienen de cerdos ibéricos criados en libertad y con Jabugo. En la propia tienda online tendréis mucha más información de cada uno de los productos que vayáis añadiendo a la cesta de la compra, ¡y hasta os damos la opción de comprar vuestro jamón ibérico ya cortadito por un profesional y envasado al vacío!
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